• Joshua Basseches
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    Joshua Basseches

    Al reflexionar sobre la nueva instalación presentada en PEM, Alquimia del Alma, Elixir para los Espíritus, junto con otros trabajos recientes de la última década—muchos incluidos en la exposición—es posible ver elementos de una nueva fase en el desarrollo de la práctica artística de Campos-Pons. Esta fase es de naturaleza más evolutiva y no tanto una separación radical de su trabajo más temprano, de los 1990s y principios de los 2000s. Uno de estos elementos se relaciona con el tamaño de sus composiciones. Campos-Pons es una artista que ha disfrutado siempre trabajar a gran escala, incluso desde una obra tan temprana como algunas de sus pinturas modeladas de los 1980s. Pero muchos de los trabajos más nuevos de la artista son monumentales en escala—especialmente Alquimia del Alma, Elixir para los Espíritus, la pieza más grande y ambiciosa que haya creado y que requiere de un espacio de más de 2,000 pies cuadrados para ser presentada (Figura 14). En parte, esto puede ser atribuido a lo que algunos críticos de arte como Peter Schjeldahl ha denominado "festivalismo" para referirse a los trabajos cada vez más grandes que proliferan en las exposiciones de estilo bienales en las varias últimas décadas. Ciertamente, Campos-Pons ha presentado instalaciones grandes en un número de bienales incluyendo Venecia, Dakar y La Habana, entre otras. El éxito y visibilidad que la artista ha alcanzado en los años recientes también juega un rol importante, al permitirle obtener el apoyo financiero para producir proyectos más grandes y costosos. Considerando la fuerza de las instalaciones recientes de Campos-Pons, no obstante, esta escala agrandada parece resultar más de la madurez artística y la certeza de una convicción estética que del simple deseo de llenar el espacio o captar la atención del público.

    Figura 14 | View of Alchemy of the Soul, Elixir for the Spirits, 2015. Photo by Peter Vanderwarker.

    También común a esta nueva fase del trabajo de Campos-Pons es una reducción en la centralidad del propio cuerpo de la artista, del autorretrato y de la investigación de la identidad personal, que puede ser encontrado en mucho del trabajo de los 1990s, para favorecer otras formas de exploración. Su interés artístico en el cuerpo y particularmente en el cuerpo negro, no ha disminuido; sin embargo éste ha encontrado nuevos modos de expresión. El uso de la narrativa personal permanece presente también en su trabajo, pero es expresado a través de formas más sutiles. Considerando esta evolución, la artista comenta:

    El trabajo que realicé en los 90s, justamente en el momento en que dejaba Cuba, se enfocaba y hacía un increíble énfasis en el asunto de la identidad, en el cuerpo y su lugar dentro del discurso feminista, en el discurso de raza, de traducción de un lugar, de un constructo cultural. El trabajo era mucho más figurativo; el cuerpo estaba mucho más en el centro, como un lugar importante. Creo que en este momento el cuerpo ha sido dejado a un lado.

    El cuerpo no está de ninguna manera ausente del trabajo reciente de Campos-Pons, pero ha cesado de ser el punto focal de sus piezas y es a menudo incluido desde perspectivas más sutiles o abstractas.

    Figura 15 | Llegooo! Fefa! "Family Abroad," 2012, mixed-media installation, dimensions variable, collection of the artist. Shown as installed at the Wifredo Lam Center of Contemporary Art, Havana, Cuba. Courtesy of the artist.

    Un tercer elemento del trabajo reciente de Campos-Pons se relaciona con el tratamiento de su tierra natal cubana, ya sea la industria azucarera de La Vega o los complejos asuntos de ruptura, relocalización y libertad de movimiento que inspiran otras instalaciones, como 53+1=54+1=55/La Letra del Año, presentada en la Bienal de Venecia del 2013 y LLegooo! Fefa! "Family Abroad" presentada en la Bienal de La Habana del 2012 (Figura 15). Este tema estaba en el centro de la práctica de la artista a principios de los 1990s, cuando su doble exilio estaba crudo y fresco—como mismo continúa estando hoy. La diferencia está en el tratamiento que la artista da al material en este punto de su carrera. En un momento en que Campos-Pons es capaz de viajar de ida y vuelta a Cuba con relativa libertad nuevamente, cuando el fin del embargo de los Estados Unidos está finalmente a la vista, es posible observar en sus trabajos una aparente reducción del dolor de la distancia. Esto está presente en su arte de diferentes maneras: en algunas piezas, a través de una reflexión más acallada, más apagada, sobre la esperanza y el dolor; en otras piezas, a través de referencias que descansan más en lo sugestivo y lo conceptual que en lo literal y lo directo.


    Figura 16 | Blue Refuge, 2008, 9 dye diffusion transfer (Polaroid) prints, 24 × 20 in. (61 × 50.8 cm) each, deCordova Sculpture Park and Museum, Museum Purchase with funds provided by members of the deCordova Collections and Exhibitions Committee and the Frederick P. Walkey Fund, a gift of the Stephen and Sybil Stone Foundation, 2009. Photo by Kathy Tarantola/PEM.

     

    Un número de trabajos incluidos en la exposición actual refleja estos tres elementos en desarrollo en la obra de Campos-Pons. Refugio Azul, del 2008, es un ejemplo (Figura 16). Refugio Azul es un políptico hecho de nueve fotografías Polaroid a gran escala, montadas en una cuadrícula de tres por tres. El trabajo formó parte de una serie creada por Campos-Pons para una exposición denominada The Other Side/La Otra Orilla, en el 2008, en la Galería Julie Saul de Nueva York. El panel central de la pieza representa una figura femenina suspendida en una estructura precaria, rodeada de hielo. Ella aparece de espaldas y su cara queda escondida a la vista. El cuerpo entero de la mujer está envuelto en un paño que está, a su vez, ceñido por una extensión de pelo a manera de cuerda, que se enrolla alrededor de su figura. La extensión de pelo transita entonces los paneles superiores y lateral. El paño de color anaranjado brillante, que envuelve la figura solitaria, se destaca por su gran contraste con los azules y grises fríos que permean el resto del trabajo.

    ¿Está la mujer atada por la cuerda de pelo o protegida por ésta? El título de la pieza ofrece una pista. Se trata de un refugio y la figura encuentra protección en el medio de lo que la artista ve como un entorno de nieve y hielo, una perfecta tormenta de invierno. Campos-Pons creó Refugio Azul como un comentario acerca de su añoranza por la luz y su compromiso con la quietud y el silencio del invierno de Nueva Inglaterra. Además de hielo, la figura está rodeada por flores grandes, cada una del tamaño de su cuerpo. La inspiración para estas formas es el florecimiento de la planta epiphyllum, un cactus que florece en la noche y que ella tiene en su casa. Se dice que éste florece sólo una vez al año, por veinticuatro horas. En el caso de Campos-Pons, ella ha tenido la planta por trece años, antes de que floreciera por primera vez. La artista la ve como una metáfora de la práctica de hacer arte: "tú produces mucho, sigues regando tu planta, sigues confiando en que te va a regalar una flor y quizás tome cierta [cantidad] de años lograr el primer florecimiento." Quizás el uso del epiphyllum como una imagen dominante en Refugio Azul refleja también la esperanza en que una especie de refugio puede ser encontrado para la artista eventualmente, no sólo en Cuba sino también en el clima invernal de su hogar adoptivo de Nueva Inglaterra.


    Figura 17 | Thinking of It, 2008, watercolor, gouache, ink, and pencil on paper, 73 × 51 5/8 in. (185.4 × 131.1 cm), Shelley and Donald Rubin Private Collection. Courtesy of the Shelley and Donald Rubin Foundation.

     

    Temas similares relacionados con la añoranza, la distancia y una sensación de lugar son encontrados en un par de obras creadas como parte de la misma exposición del 2008: Pensando en Eso (Plato 3) y Soñando con una Isla (Figuras 17 y 18). Las piezas comparten composiciones muy parecidas, presentando la figura de una mujer negra que mira mar afuera, desde la orilla. Ambas son grandes en escala, aunque de medios diferentes. Pensando en Eso es una pintura realizada con tinta, lápiz y acuarela. La figura, situada en la esquina superior derecha de la pieza, está vestida a la moda y lleva una cartera de día. Está dando la espalda al espectador y mira a un horizonte vacío. Claramente, la mujer está perdida en la contemplación, preguntándose, uno presume, qué hay más allá de la línea visible. No hay forma de saber por seguro si ella se encuentra en la orilla cubana mirando hacia fuera o si mira vanamente desde una costa diferente hacia su patria. Del pelo sale una extensión que se transforma en gigantes hojas de algas marinas. Una vez más, ¿ha proporcionado Campos-Pons una pista sobre el lugar? Este tipo de alga marina no se encuentra en Cuba; a veces engalana las costas rocosas de Nueva Inglaterra. "Vi algas marinas gigantes en el litoral de Maine" dice la artista. "En la costa de Cuba nunca se encuentran algas tan grandes. Tenían ocho o diez pies de largo—de hojas inmensas. Para mí, desde el agua lucían como hojas de plátano. Estaba intrigada por aquella forma particular, orgánica, grande y misteriosa. Pero son [incluidas en la pieza] como extensión de una mujer." La ambigüedad intencional en relación con el lugar complica la interpretación. Considerar Pensando en Eso en relación con la tercera pieza, Soñando con una Isla, permite enfocar mejor las intensiones de la artista.


    Figura 18 | Dreaming of an Island, 2008, 9 dye diffusion transfer (Polaroid) prints, 24 × 20 in. (61 × 50.8 cm) each, von Christierson Collection. Courtesy of the von Christierson Collection.

     

    Soñando con una Isla es una pieza basada en fotografía Polaroid que, como Refugio Azul, está formada por nueve impresiones montadas a manera de cuadrícula grande, de tres por tres. Aquí también la artista ha situado una figura femenina negra en la parte superior derecha de la composición. En esta imagen aparece sentada, en vez de parada. Como en Pensando en eso, una extensión de pelo desciende por su espalda, transformándose en largas y onduladas hojas de algas que dominan los seis paneles inferiores de la pieza. El horizonte en Soñando con una Isla, sin embargo, no está vacío. La figura mira hacia una isla a mitad de camino. La vegetación de la isla no tiene los árboles de palma y de Ceiba cubanos, sino los pinos de la costa de Maine. No hay tal ambigüedad en cuanto a lugar. Campos-Pons nos ha revelado que la imagen representa una escena de la costa norte.

    Estos tres trabajos sugieren una actitud diferente hacia el contexto de la imaginación de la diáspora que ha caracterizado gran parte de la carrera de la artista. Como en otros ejemplos recientes, estos giran alrededor de Cuba—conexión con la isla, distancia de la isla. Desde el 2001, la artista ha podido viajar de ida y vuelta entre los Estados Unidos y Cuba e incluso se ha convertido en una especie de celebridad en su patria. Su exilio forzado ha terminado. La cualidad emocional reflejada en estas piezas sugiere que la interrupción y la dislocación pueden haber sido reemplazadas por emociones menos básicas, de nostalgia y sueño. Refiriéndose a la figura en Refugio Azul, Campos-Pons comenta: "finalmente, ha encontrado consuelo en esta nueva tierra extraña y hay tremenda belleza en la yuxtaposición." La noción de que Campos-Pons misma encontró algún consuelo en su casa adoptiva no parece descabellada.

    Figura 19 | Maria Magdalena Campos-Pons with Neil Arcadio Leonard-Campos, The Warrior Reservoir, 2010–11, watercolor, ink, and Prismacolor on cotton fiber, amate (bark), and handmade papers with ribbon and African totems and spears, 80.5 × 131 in. (204.5 × 332.7 cm) overall, Vanderbilt University Fine Arts Gallery, Nashville, TN, Dr. and Mrs. Williams Ewers Gift for Fine Arts Fund Purchase, with additional support provided by the Janice D. Forsythe Memorial Fund, the Julia Haddock Fine Arts Memorial Fund, and the Thomas B. Brumbaugh Fund. Courtesy of Vanderbilt University Fine Arts Gallery. Photo by John Schwelkert Photography.

    Otra pieza reciente se titula Reserva de Guerrero (2010–11) (Figura 19). Está compuesta por tres rectángulos verticales, alineados uno al lado del otro para formar un trabajo de gran escala. La pieza es de medios mixtos e incluye pintura y dibujo sobre papel y elementos tridimensionales en forma de figuras de madera tallada y espadas de metal. Campos-Pons emplea una serie de elementos iconográficos personales en Reserva de Guerrero que han aparecido en otras piezas a lo largo de su carrera. ¿Quién es el/la guerrero (a) a que se refiere en el título? Hay sólo una figura representada en la pieza, por lo tanto, presumiblemente debe de ser la guerrera. La figura es pequeña en relación con la pieza completa y es reminiscente de aquellas que aparecen en Soñando con una Isla y Pensando en Eso. La artista llama a la figura "una mujercita fuerte" reconociendo que aunque pequeña en escala, es de gran importancia en la pieza. Colocada en ese rol central, la figura está directamente ligada con un acto de transformación, un concepto que está estrechamente conectado con la alquimia. La mujercita está saliendo de la hoja de una planta, o la planta misma está emergiendo de ella, de la misma manera en que el alga marina crece como una extensión del pelo de las figuras en las otras piezas. Notablemente, la planta se muestra firmemente arraigada al suelo.

    La figura es una guerrera no en el sentido marcial, sino en el sentido de alguien que lucha por convicciones y valores esenciales. Como describe Campos-Pons, estaba reflexionando "sobre estar arraigada y conocer quién eres, estar arraigada en el entendimiento… saber lo que quieres y cómo hacer para obtenerlo." Las fuentes de fuerza que dan poder a la guerra, la circundan, comenzando por la conexión a la tierra, que refleja el propio sentido de arraigo de Campos-Pons a su pueblo natal. También contribuye la presencia de las dos espadas y las dos figuras de madera. Estas son presentadas como una pareja erguida, creando una conexión conceptual con el linaje Yoruba de Campos-Pons, una alusión que figura prominentemente en piezas más tempranas de los 1990s y principios de los 2000s. Al lado de las espadas está el dibujo de un frasco del que emerge una larga lanza. El frasco es representado como una forma vítrea que conecta con la misma constelación de significados y memorias relacionadas con el trabajo y con las industrias de azúcar y ron, explorados en Alquimia del Alma, Elixir para los Espíritus. Una fuente de fortaleza final para la pequeña guerrera negra se encuentra en el elemento azul situado detrás de su cabeza. Es un dibujo hecho por Arcadio, el hijo de la artista, cuando era un niño. Tanto literal como metafóricamente, este dibujo es el punto de iniciación de la pieza toda, el lugar a partir del cual la artista genera la composición y refleja profundamente el poder de los lazos familiares que animan la práctica artística de Campos-Pons.

    Una pieza final en la exposición es Voyeristas y Espectadores de..., también del 2008 (Figura 20). Otro trabajo de gran escala, que combina imágenes Polaroid dispuestas en cuadrícula. Las quince impresiones están dominadas por la imagen de un ojo en primer plano, algunos de los cuales aparecen llorando una única lágrima grande, otros secos. Una docena o más de representaciones de ojos individuales adicionales, como testigos, flota en el fondo de cada Polaroid. En una variedad de formas sutiles y metafóricas, este trabajo comprende muchos de los temas de obras recientes de Campos-Pons, así como temas que han estado presentes notoriamente, a través de toda su carrera. Los ojos grandes en primer plano han sido delineados por las mismas cuerdas de pelo negro que Campos-Pons utiliza en otras piezas. Estos ojos pueden ser vistos como un comentario sobre la larga tradición histórica de la mirada masculina, del foco voyerista que se ha puesto en el cuerpo femenino, incluyendo el cuerpo femenino negro. Al hacer esto, Campos-Pons vuelve a las cuestiones de representación femenina en relación con las afirmaciones masculinas de poder, que eran el foco de su tesis de maestría y de su exposición de 1985 en la Galería L, en La Habana.

    Figura 20 | Voyeurs and Beholders of…, 2008, variant print 2015, pigmented ink prints, 24 × 20 in. (61 × 50.8 cm) each, collection of the artist. Photo by Colorservices, LLC.

    Campos-Pons representa conscientemente estos ojos sin cuerpo con formas y colores que sugieren en silencio orígenes y etnias raciales diversos; los ojos son azules, verdes, negros, marrones y grises, así como de variadas formas—algunas que sugieren orígenes asiáticos. Los ojos representados—los protagonistas de la pieza—ofrecen la oportunidad de que los ojos del fondo—los de los espectadores y, por extensión, de nosotros mismos—se vuelvan testigos, que contemplen una vez más, con la artista, las cuestiones temáticas de diferencia racial, las dinámicas de poder y prejuicios. Estos ojos no están secos. La mayoría están llorando. Las lágrimas, en combinación con el tableau de ojos en el fondo de cada Polaroid, traen a la mente la impresión de formas estilizadas en Los Siete Poderes Vienen por el Mar. Es fácil hacer una lectura del despliegue emocional de estos ojos como contemplando la brutalidad del Pasaje Medio y la disrupción y pérdida del propio doble exilio de la artista (Figura 21).


    Figura 21 | Detail of Voyeurs and Beholders of…, 2008, pigmented ink prints, 24 × 20 in. (61 × 50.8 cm) each, collection of the artist. Photo by Colorservices, LLC.

     

    El historiador Steven Nelson, en la conclusión de su ensayo "Diáspora: prácticas múltiples, visiones del mundo múltiples," ofrece una descripción de la diáspora que parece pertinente a Voyeristas y Espectadores de.... Él escribe: "en vez de representar el pasado meramente, la conciencia de la diáspora apunta a los mitos y realidades presentes y futuros . . . la diáspora no es sólo una condición de múltiples visiones del mundo, sino también una cacofonía de prácticas visuales que evidencian la recreación, la re-presentación y la reinvención." El análisis de Nelson es, desde sus fundamentos, optimista y se alinea al de Campos-Pons. Nadie se enfocaría en los elementos trágicos del trabajo tan rápido como la artista parece problematizar su interpretación. Espera, ella parece insistir, ¿cómo sabes que los ojos sólo están llorando lágrimas de dolor? Y en ese momento de vacilación, vemos la perenne cualidad de María Magdalena Campos-Pons como una alquimista; como una artista que prefiere formular preguntas antes que responderlas; que se esfuerza por atraer, en vez de confrontar; cuya dedicación absoluta es la de volver la angustia en belleza. ¿Cómo sabemos que los ojos no están llorando con júbilo intenso—el júbilo, ella pregunta, que siente un padre cuando nace su bebé? ¿Lágrimas de dolor o lágrimas de júbilo? Quizás las dos. Contemplando la pena de la pérdida o el júbilo del nacimiento, el trabajo mismo sigue el compromiso de Campos-Pons de hacer obras de arte firmemente ancladas en lo estético y lo bello, comprometidas con el empeño optimista de la recreación, la re-presentación y la reinvención que imagina Nelson. Porque al distanciarnos y considerar Voyeristas y Espectadores de... no importan las diferencias en los ojos, de uno a otro, y las experiencias y etnias que representan, todos lloran lágrimas del mismo color: el azul profundo, sereno, celeste, del horizonte costero de Cuba.

    Video | Campos-Pons describes the centrality of identity and the body in her work. Video by Chip Van Dyke/PEM.