Una amistad le sugirió a Leonard, quien trabajaba en el laboratorio de nuevos medios del colegio y hacía paisajes de sonido electrónico. Él ya había visitado Cuba y tenía una impresionante colección de grabaciones cubanas. "Por entonces no tenía idea de que terminaría usándolas para un proyecto que duraría varias décadas"—dijo él, refiriéndose a las docenas de álbumes que trajo a casa—"Pero para mí resultaban mucho más valiosas que los tabacos."
Campos-Pons le mostró su libreta de bocetos, que contenía imágenes de las escenas que pretendía representar. Luego se fue a filmar y él a componer. "Cuando reprodujo el primer fragmento de lo que había hecho para mí, me quedé maravillada" dijo ella.
La composición de Leonard para la película de Campos-Pons utilizaba un caleidoscopio de sonidos para evocar la devoción religiosa, incluyendo agua corriente, campanillas, percusión tocada en un sintetizador y un muestrario que iba desde Jazz de vanguardia hasta la guitarra de Jimi Hendrix. "Le llamo el hijo bastardo de John Cage," dijo Campos-Pons, con una sonrisa, haciendo referencia al compositor experimental del siglo veinte.
Desde entonces, Leonard ha creado acompañamientos sonoros para casi todos los trabajos de Campos-Pons. Mientras que sus orígenes no pudieran ser más diferentes—ella es descendiente de esclavos cubanos originarios de Nigeria y él es un protestante de la Filadelfia blanca suburbana—parte de su éxito como colaboradores radica en lo que tienen en común sus talentos. Ella sabe de música y fue una oboísta talentosa en su juventud. Él fue artista plástico antes de descubrir la música electrónica. (Al principio de su amistad, él hizo una fotografía extraordinaria de sus pies, con cruces blancas pintadas en sus plantas).
"Hay cosas a las que Magda no puede llegar a través de lo visual," dice Leonard, quien tiene un máster del Conservatorio de Música de New England, en Boston y es Director Artístico del Instituto de Artes Interdisciplinarias del Colegio de Música de Boston Berklee. "Yo busco lo que ella no puede hacer y lo relleno con música."
Sus colaboraciones los han llevado alrededor del mundo. En el 2003 crearon la instalación permanente Interioridad (o luna de la ladera) en la cima de una montaña en La Spezia, Italia, una pieza diseñada para ser disfrutada en la noche (Figura 1). Emitida desde esferas, la delicada música de guitarra de Leonard sugiere el tocar de una lira. Al año siguiente, Leonard y Campos-Pons crearon la instalación multimedia Hilos de memoria en un telar abandonado en Dakar, Senegal. Para ese sitio, el paisaje sonoro de Leonard resonaba con ritmos repetitivos que hacían eco del sonido de los telares (Figura 2).